¿Quién soy? Me volví a preguntar, inutilmente. La oscura noche no me dio la respuesta.¿Cuantas veces había mirado hacía el cielo en busca de aliento y solo me había encontrado con el frío silencio de las estrellas?
La luna emitía una suave luz que iluminaba suavemente el césped. A lo lejos se oía el incesante murmullo de una cascada y en mi vestido blanco ya se podían apreciar pequeñas manchas de color verdoso. Sentía la hierba húmeda bajo mis manos y pensaba en aquellos momentos en los que las palabras no pueden ayudarte y es mejor quedarse en silecio y disfrutar de la increíble sensación de dejar tu mente en blanco.
Lo sé, parece absurdo, pero cuando vuelves a la normalidad tu mente empieza de nuevo. Y ya no quedan malos pensamientos.
Solo silencio.
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